Cuando vi la publicidad que decidí intervenir, solamente cuando leí el texto me di cuenta de que estaban tratando de vender un horno.
La publicidad da entender que la única que se debe ocupar de la cocina es la mujer, pero que el hombre debe comprar el horno, ya que es él quien trabaja y tiene plata. Además, objetiviza a la mujer haciendola sentir como una máquina para tareas del hogar que debe mantenerse impecable todo el día.
Destaca del horno que te deja las manos suaves y que además sirve para hacer comida de dieta.
Cuando hice mi propia versión agregue imágenes de cocinas y platos, además, un texto explicativo hablándole a las personas que quieran leer la publicidad, sin importar quienes son. Algo un poco irónico es que mi descripción del horno es muy vaga porque no tengo idea como funcionan.
Esta es mi imagen: Una publicidad en una revista de cocina que la compra gente que le gusta cocinar.
Algo que me puse a pensar cuando repasamos lo que decía Barthes sobre los sentidos no pudiendo ser analizados de manera aislada, es como yo misma (al igual que todos) no puedo ser descifrada sin contexto.
Si me vieran sola, vestida con un pantalón negro y remera blanca lo único que podrían decir: es una chica de alrededor de 18 años. Para poder analizarme, entenderme siquiera un poco, necesitan un contexto: con quién me junto, que hago, como me visto, a quien sigo en redes, donde vivo, etc.
Me hizo acordar al estribillo de esta canción: https://www.youtube.com/watch?v=ddIYuXHpKpA&ab_channel=7clouds
Poco a poco uno puede ir reforzando cada vez más la idea de que nada es inocente, que todo tiene un mensaje, ya sea para consumir o para implementar una ideología. Por ejemplo, hace poco Kendall Jenner saco una marca de Tequila, y el otro día unos paparazzi le sacaron unas fotos entrando a un lugar, las fotos son estas:
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